El recreo dura media hora larga y en ella he podido observar varias cosas que iré mencionando.
El patio dispone de dos toboganes, un balancín y juegos tradicionales pintados en el suelo tales como el castro.
Los niños juegan en su mayoría al pilla pilla, al balancín y a tirarse por los toboganes.
Por otro lado, hay una minoría que se decide por el juego simbólico y hacer que están en el cole, o en casa cocinando, o simulara el día que viene Papá Noel. Este pequeño grupo son niñas, ya que suelen ser las que optan por juegos que requieren menos esfuerzo físico en comparación con los niños.
En este tipo de juego (simbólico) he observado que les gusta repetir secuencias y seguir siempre el mismo patrón o rutina y realizar las actividades en bucle y con un orden.
También he de mencionar que este tipo de juego les gusta más cuando es dirigido, ya que es al que más jugaban cuando estaba yo con ellas y les daba ideas.
Sin embargo cuando lo practican en el aula, no necesitan de nadie y dejan volar su iniciativa propia y creatividad.
Por último mencionar la evidencia conocida y habladas por todos, y es la de un niño que nunca se va del patio sin que quede nadie en él.
A la hora de irse de vuelta para la clase, él recorre todo el patio buscando a los más rezagados o despistados que no se han enterado, y les dice: ¡Venga que nos tenemos que ir!. Sean de su clase o no, sean amigos o no, grandes o pequeños, profesores o alumnos, o ni les conozca... Y hasta que no ve que en el patio no queda nadie no se queda tranquilo, porque sí, se pone hasta nervioso e incluso puede llegar hasta sollozar si alguno no le hace caso. Es como un coche escoba que va recogiendo a os niños.
Él tiene que ser el último en la fila y el último en entrar.
Lo mismo pasa cuando nos vamos al recreo. Si alguno se ha retrasado poniéndose el abrigo, él tampoco sale hasta que acaba, se queda esperando.
Muy pero que muy curioso!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario